Enrique Jiménez Beneite expote sus cuadros, grabados y dibujos hasta el 12 de diciembre.
DIARIO DE ÁVILA
Beatriz Mas
Bajo el nombre ‘La montaña deliciosa, utopía para la fauna críptica’, el artista Enrique Jiménez Beneite presenta su nueva exposición, que podrá verse en la galería de arte Calir desde ayer hasta el próximo 12 de diciembre.
Este artista, conocido por su trabajo en el mundo del cómic, presenta ahora en la galería abulense una nueva muestra en la que combina pinturas, grabados y dibujos sobre un tema central, la referencia a la fauna salvaje en un contexto cercano, el castellano y leonés.
Sin embargo, el artista no duda en explicar que su exposición es «un puzzle a medio hacer» un reflejo del trabajo realizado en el último año, con algunas obras anteriores, y que sirve para ilustrar la labor de investigación sobre la tesina para obtener la licencia investigadora.
El resultado de esta labor no es otra que un conjunto de una veintena de obras donde la ilustración se centra en escenas utópicas, con animales que hoy por hoy no serían posibles porque han desaparecido en el contexto actual o porque son muy difíciles de encontrar.
Por ello, el artista señala, entre sus obras, un óleo donde se ve un grupo de cabra montés en la cordillera Cantábrica.
En todo caso sus obras, como él mismo explica, representan «escenas con un tinte romántico, que no se pueden explicar por sí mismas, sin el título y el cartel situados para ello». Es decir, no se trata de imágenes fácilmente reconocibles por los visitantes sino que son, al fin y al cabo, una alegoría de la naturaleza, de la vida animal que nos rodea.
Degradación del paisaje. ¿Y qué representa esa alegoría? Una idea muy sencilla. La degradación del paisaje. Por ello, el máximo exponente son los animales, con todo su carácter simbólico pero que a la vez nos dan la información para interpretar que la degradación que se produce en el paisaje es real. Son esos mismos animales los que dicen en las obras que ya no hay lo que había antes en esos mismos paisajes.
Por ello no es necesario poner un nombre específico a la escena de la obra, ya que se trata de contextos de un imaginario, no se puede conocer un lugar concreto con la imagen que se mira en los cuadros o grabados.
En cuanto a la motivación específica que se produce en la obra, Enrique Jiménez Beneite explica que en cada ilustración se reflejan cosas que le han sorprendido, que ha leído o que él mismo ha percatado en un paisaje.
Y para conseguirlo el artista utiliza óleos sobre tala o tela o en el caso de los grabados se ven aguafuertes, aguatintas o xilografías. También hay tinta china y acuarela. Con estas técnicas, el artista intenta transmitir sus ideas a los visitantes que hasta el 12 de diciembre serán quienes puedan juzgar su trabajo.
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